DOS CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES PARA CONTROLAR TU COMUNICACIÓN

La comunicación es la base de las relaciones sociales. Gracias a ellas somos capaces de relacionarnos con nuestro entorno con el fin de satisfacer nuestras necesidades básicas: fisiológicas, de seguridad, sociales, de reconocimiento y de autorrealización. 

Pero en infinidad de ocasiones nos vemos envueltas/os en situaciones desagradables como malentendidos, enfados, frustraciones… Estas situaciones vienen generadas por una comunicación defectuosa en la que emisor/a y receptor/a quedamos desconectados,  envueltos en una espiral de incomprensión de la que normalmente no sabemos cómo salir. 

A la hora de evitar estas (desagradables) situaciones y conseguir que nuestra comunicación sea eficaz y satisfactoria intervienen muchos factores, pero hoy quiero hablaros de dos características fundamentales que debemos tener muy presentes y que nos permitirán sentir que tenemos el control en los diferentes contextos comunicativos a los que nos enfrentemos en nuestro día a día. Son las siguientes:

  1. RESPONSABILIDAD

En primer lugar, debemos responsabilizarnos de nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras acciones. Cuando culpamos a otras personas por no ser capaces de entendernos, por no opinar de la misma manera o incluso por rechazar nuestras peticiones y deseos, estamos cargándolas con una mochila que no les corresponde. De la misma manera que yo deseo ser libre a la hora de expresarme y ser respetada en mis decisiones, debo estar preparada para asumir respuestas que no se corresponden con mis expectativas y no sufrir por ello. Por esta razón es necesario admitir que es uno/a mismo/a quien tiene la llave para solucionar sus problemas de comunicación, bien consiguiendo llegar a un acuerdo, o bien asumiendo que el acuerdo es inviable y cambiando de objetivo, pero en cualquier caso evitando el conflicto.

2. PRECISIÓN

Para conseguir un entendimiento es imprescindible, además, ser lo más preciso/a posible. Cuando en nuestro diálogo omitimos información por considerarla irrelevante, por miedo o por vergüenza, estamos creando unas interferencias en la comunicación que sin duda van a dificultar un intercambio provechoso. Exponer nuestras intenciones y nuestras necesidades con total claridad nos aportará credibilidad, confianza y una mayor probabilidad de que nuestro/a interlocutor/a responda de forma positiva a nuestras peticiones. No se trata de perderse en detalles o alargar explicaciones más de la cuenta (que en muchas ocasiones no son más que rodeos que ocultan nuestras intenciones reales), simplemente analiza si, poniéndote en la piel de tu interlocutor/a, serías capaz de entender aquello que quieres transmitir con las palabras que has utilizado.

Cuando nos encontramos en una situación donde la comunicación resulta conflictiva (malentendido, discusión que desemboca en enfado, pelea, frustración, etc.) debemos preguntarnos lo siguiente:

¿Estoy culpando a otra persona por mis sentimientos negativos (incomprensión, frustración, enfado, tristeza, etc.)?

¿Me he expresado de forma precisa o, por el contrario, mis palabras pueden generar confusión?

Responsabilidad y precisión son cualidades que comienzan en mí y se proyectan hacia las/os demás. Y de la misma manera en sentido inverso. Por eso, cuando comenzamos a dominar y poner en práctica estos conceptos es habitual percibir su ausencia en la manera de comunicar de otras personas. Es entonces cuando debemos recurrir a la empatía, puesto que no todos/as hemos vivido las mismas experiencias ni hemos adquirido los mismos conocimientos (cuando lo hacemos) en el mismo momento y de la misma manera. ¡Pero esto te lo cuento aquí!

 

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